La gestión forestal adaptativa no afecta negativamente a las propiedades del suelo. Es necesario articular medidas forestales de base eco-hidrológica que ayuden a mitigar el impacto del cambio climático en los bosques mediterráneos.
El estudio parte de la realidad de que las reservas de carbono orgánico del suelo tienen un papel importante en el mantenimiento de los ecosistemas, como fuente de nutrientes y energía para los microorganismos del suelo, los cuales tienen un papel esencial en el ciclo de nutrientes.
“Las propiedades biológicas y bioquímicas del suelo son esenciales para la descomposición de la materia orgánica. Sin embargo, estas propiedades pueden verse afectadas por el tratamiento forestal que se considera sostenible cuando las propiedades del suelo se mantienen o mejoran”, explica la coautora del estudio, Cristina Lull del Campus de Gandia.
Por este motivo, la investigación ha evaluado los efectos de la gestión forestal adaptativa sobre distintas propiedades del suelo.
INVESTIGACIÓN DESARROLLADA Y RESULTADOS
El estudio se ha desarrollado en un bosque semiárido marginal localizado en el monte público “La Hunde”, catalogado como “uno de los pocos bosques de encinas bien conservados de la Comunitat Valenciana y el más grande de la provincia de Valencia”, afirma la profesora.
La investigación consistió en analizar el efecto de un tratamiento selvícola sobre las propiedades del suelo mineral y del mantillo relacionadas con el ciclo del carbono y sobre la actividad enzimática del suelo.
“En una primera etapa, en la parcela tratada detectamos en el suelo mineral un ligero mayor contenido de carbono orgánico del suelo y carbono orgánico soluble en agua probablemente debido a los restos de la corta de menor tamaño que se dejaron en la parcela tratada al hacer el tratamiento selvícola. Sin embargo, siete años después del tratamiento, se observó que éste no afectaba al carbono del suelo, tampoco a la respiración del suelo medida mediante incubaciones en laboratorio ni a las actividades enzimáticas, en concreto ni a la actividad fosfatasa del ciclo del fósforo ni a la ureasa del ciclo del nitrógeno, respaldando la sostenibilidad de este tipo de gestión del bosque”, resalta la investigadora.
Por todo ello, pone en valor la labor que viene desarrollado durante la última década el grupo de Ciencia y Tecnología Forestal (Re-ForeST) , con diferentes estudios y proyectos de investigación que buscan mejorar la resiliencia de los bosques semiáridos al cambio climático.
“Este estudio se complementa con otros llevados a cabo por el grupo Re-foreST en la misma zona relacionados con la caracterización hidrológica de la estructura forestal para la implementación de una selvicultura adaptativa y con el estudio de medidas forestales de base eco-hidrológica para la adaptación al cambio climático. Todo ello con una finalidad: promover prácticas que mejoren la adaptación y conservación de nuestros bosques”, concluye Cristina Lull.
Más información:
Fuente: Luis Zurano, unidad de comunicación científica
de la Universitat Politècnica de València
Puedes seguirlo en Twitter @luiszurano